Afinarte se distingue desde sus inicios por su interés por la formación continuada, no solo de sus alumnos si no también de sus profesores.
El fin de semana del 23 y 24 abril hemos tenido el lujo de tener de profesora invitada a Beth Bolton, desde la Temple University di Philadelphia, que con una energía extraordinaria ha guiado a alumnos provenientes de toda España, más una parte del profesorado de la academia, a través de diferentes materiales musicales, todos de su composición e inspirados a los más diferentes estilos de música (jazz, clásica, blue grass, blues...) y en sus propias experiencias como abuela, viajera y gran observadora.
Como alumnos hemos tenido que escuchar de forma activa para llegar a entender las carácteristicas musicales de cada una de las piezas para, como profesores y profesionales, saber cómo poderlos utilizar en la clase: no solo para explicar contenido musical, sino sobre todo para evidenciar su importancia como elementos de socialización y de gestión de las emociones. Beth ha sabido hacernos entender cómo dar un papel importante a los padres y "musicalizarlos", para que sean de ayuda y ejemplo en casa, cómo crear un ambiente relajado y de confianza, que haga de la clase de música un sitio donde "pertenecer", socialmente y emocionalmente; nos ha transmitido la importancia de escuchar constantemente las respuestas de los alumnos, para utilizarlas en actividades creativas e improvisativas, que hagan que el alumno, de cualquier edad, se pueda sentir escuchado, creativo, realizado y no un mero contenedor de información que llega desde "la autoridad". Hemos recibido además herramienta de regulación, para ayudarnos a crear espacios de escucha atenta y luego de respuesta creativa por parte del alumno.
Estar contemporaneamente en los dos lados del aula (alumno/profesor) ha sido muy intenso y a la vez estimulante.
Ha sido música a 360º, que permea el alumno y el profesor a la vez y los transforma en un equipo que se desarrolla de forma simultanea y coordenada para obtener un resultado que va más allá del aprendizaje instrumental, volviendose una enseñanza de vida.
Educar a través de la emoción, una apuesta que merece la pena.
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